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Honrar nuestro pasado

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Hoy me gustaría que hablásemos sobre la importancia de honrarnos, a través de un ejercicio consciente de re-conciliación, toma de consciencia y gratitud sobre nuestro “pasado-presente”.

No sé si a vosotros os ha pasado, pero yo me pasé años totalmente desconectada de mi pasado y de mi historia familiar. Creía que “lo pasado, pasado está”, y que no podía hacer nada con ello. También sentía que no estaba conectada del todo con mis ancestros, con aquellos que a todos nos precedieron, y que aquello no iba a ninguna parte (el volver a atrás y darle vueltas a esas cosas). Me sentía igualmente separada de cada uno de ellos.

En una huida adelante, como tantas otras veces, estaba perdida entre recuerdos, sensaciones “atemporales” y vagas percepciones de que había algo más “que no estaba viendo”. Pero como hay que “avanzar a toda costa”, alcanzar mil metas y “ser alguien (de éxito, además) en la vida”, se me acababa olvidando volver a mi origen y a lo importante. Esto no se trata, no obstante, de sentirnos víctimas del sistema (pues somos nosotros quienes lo creamos todos los días, nos guste o no). Se trata, por contra, de tomar consciencia del mismo, para poder cambiarlo entonces (entender qué falla y por qué falla, y qué no).

Como os iba diciendo, llegó un punto en el que estaba desconectada casi completamente de mí y de mi historia familiar (vamos, lo que se llama tocar fondo), y me di cuenta de que “no podía seguir huyendo”, fuera lo que fuera lo que me pasase (las razones y síntomas por los que llegué a este punto son tema de otros post, que ya os iré compartiendo). El caso es que me observé “completamente individualizada y separada de lo demás y los demás”, como en una imagen virtual y mental, y me descubrí con que toda esa imagen “era una trampa mental”, un ilusionismo. Me sentí conectada súbitamente con todas las cosas y seres en el uni-verso. El yo era porque había un nosotros, y esos “nosotros” - a su vez- eran un mismo yo. Cada cosa cobró existencialmente un sentido indispensable y alineado con lo demás.

Fue un momento “sincrónico y alumbrador”, de esos instantes iluminados en que entiendes algo profundo de la existencia, y de pronto algo hace click. O te das cuenta de que el click siempre había estado ahí. Luego, volví al estado en mí (habitual) y “se abrió paso” un proceso progresivo y constante, en el que fui recordando que ya había vivenciado otros momentos similares. Otros momentos en donde experimentaba esa unidad con todas las manifestaciones de la existencia.

Poco a poco, fui recuperando el hilo que me llevaba a comprender esa unidad esencial entre todo(s), y más experiencias-sincronías fueron revelándome y confirmándome que así Es. En el fondo, me di cuenta de que esta verdad reside en el corazón de cada ser vivo, y que es algo que podemos tener “activado-presente” o no.

La vida me fue llevando de una experiencia a otra, cada vez acercándome más al hecho de que todos estamos conectados y que la historia familiar “viene de atrás”, así que, un día, gracias a los cielos, descubrí un canal hermosísimo que hablaba sobre el Árbol Transgeneracional y la Descodificación Cuántica (algo que os enlazaré más abajo, para no interrumpir esta lectura). Me encantó, a la vez que rompía muchos de mis esquemas mentales, escuchar por primera vez abierta-mente que nosotros somos nuestros ancestros, y que la historia se repite hasta ser expresada-sanada. Y lo que más me llegó: que la única forma de “avanzar hacia adelante”, es volver al origen, retroceder hacia atrás “en el tiempo”, en un viaje de conocimiento, comprensión y aceptación profundas.

No fue algo inmediato, sino que me llevó “mucho tiempo” (aunque sabemos que el tiempo es algo relativo) entender esta cuestión, y poco a poco, de nuevo, todo me fue susurrando en el camino para que me reconectase con mi Árbol Transgeneracional y con mis ancestros (no os preocupéis si no sabéis muy bien qué y cómo se lleva a cabo todo esto, porque vamos a dedicar muchos post a este camino-recorrido consciencial). Y así fue, fui tomando consciencia de la importancia de volver al origen nuestro, a nuestra historia personal-familiar.

Podría cada uno de nosotros escribir uno o dos libros, como mínimo, cuando descubre y trabaja con su historia familiar y árbol transgeneracional, pero os resumiré compartiendo que me cambié la vida a través de este trabajo tan hermosamente duro, profundo y oscuro-luminoso de destapar nuestras heridas, sombras y conflictos heredados no resueltos, que buscan -como el agua en su expansivo camino- salir a la luz. No os imagináis la cantidad de información “dormida” que habita dentro de nosotros, esperando a ser recordada y activada, para poder reconectarnos con nuestro verdadero Ser y potencial.

Fue entonces cuando, junto con miles de millones de cosas más, me dí cuenta de mi “absoluta inercia de querer taparlo todo, de querer esconder todo aquello que, a cada momento, ya no aceptaba o me disgustaba de mí, sintiéndome defectuosa o como “que van a ver que no soy perfecta ni iluminada todo el tiempo”, y viendo que todo eso revelaría mis partes incómodas de mí”.

Sentía y sigo sientiendo (cada vez menos) unos irrefrenables “ataques” de querer borrarlo todo (todo lo que compartía en redes sociales y públicamete en mis relaciones), y esconderme en un lugar sagrado y oculto, para que nadie viera mis sombras, en realidad. Aquí es al punto al que quería llegar hoy con vosotros. Me quería esconder de mis pasados, de mis antiguas versiones. Quería fingir que “ya sabía de antemano” lo que sin esas antiguas experiencias y versiones de mí misma, no hubiera conseguido aprender o recordar. La exigencia de “ser perfectos y puros a cada instante” la encontré en mí misma hasta el extremo. Fijaos que “ya somos perfectos en esencia y en pureza” y tan sólo estamos experimentando y aprendiendo aquí, en este planeta Tierra, a través de personajes equipados con un cuerpo físico adaptado a aquí. Pero aún así, esa inercia apretaba (y sigue, en ocasiones, apretando en mí).

Entonces, me di cuenta de que necesitaba aprender e interiorizar aquel dicho de que: “Si volvieras atrás, no harías lo que hiciste entonces. Pero entonces, no habrías aprendido lo que te ha traído precisamente hasta aquí” (o algo así, pero con otras palabras). Y me di cuenta de que “me había pasado toda mi vida fingiendo” y de que ya estaba harta de eso, de que ya renunciaba a seguir así.

Y por eso, mis queridos lectores-compañeros de vida y seres cósmicos, elegí y elijo cada día la Autenticidad y la Vulnerabilidad como caminos, porque Son mis Maestros-Valores Guía.

¿De qué nos sirve fingirnos sabios e iluminados, puros y castos, santos y sagradamente “realizados”, si no entendemos que nuestras sombras comprendidas e integradas son las antorchas que iluminan nuestro camino-recorrido vital o existencial, enteramente (además)?

¿Cómo vamos a aprender de nuestro presente, si no es volviendo la vista a la repetición de lo no comprendido de nuestro pasado?

Fui entonces consciente realmente de que “el tiempo no existe” (pues todo se repite y refractaliza infinitamente, hasta que se expresa y transforma). Comprendí y sigo comprendiendo ahora la importancia de honrar nuestro pasado y a nuestros ancestros, pues es todo lo que nos trajo hasta aquí. Honrar nuestras antiguas versiones de nosotros mismos (que, metafísicamente, podemos entender incluso como nuestros propios ancestros), y validar todos aquellos “errores” o “fatalidades horribles”, que sirvieron como herramientas de sabiduría encubierta para aprender y pararnos a entender, y así dejar de repetir).

De manera que imaginaos hasta qué punto estamos en desconexión de lo que somos realmente cuando nos avergonzamos de nosotros mismos, cuando nos sentimos culpables, cuando culpabilizamos a los demás o nos avergonzamos de ellos..., cuando rechazamos otras partes y aspectos de “nosotros mismos”.

Creo consiguientemente que, cuando en realidad entendemos Quiénes somos (el Ser a través del personaje-avatar), uno no deja sólo de sentirse avergonzado o imperfecto respecto a sí mismo, sino que entiende que cada paso anterior le llevó hasta el siguiente, y fruto de la comprensión de todo ello, honra su pasado, porque eso es honrar el camino de la existencia y el aprendizaje de la vida. Aprendes, ahora sí, a aceptarte realmente a tí mismo (porque has conocido los recovecos más oscuros y desagradables de ti, igual que los más luminosos), y lo más importante: sabes que lo seguirás haciendo, mientras sigamos (que mucho nos queda, y no pasa nada), descubriendo lo tapado y guardado debajo de la sombra, durante siglos.

Mi propuesta ahora es que cojas, como un símbolo de tu auto-compromiso y amor propio, una foto de cuando eras pequeño/a, y la enmarques bonito, en un marco que, si puedes decorarlo tú mismo/a, mejor que mejor. Tengo un vídeo en mi canal de Youtube, en el que os comparto mi propio cuadro y proceso (aquí lo tienes). Tenerlo en tu mesita de trabajo, en tu cuarto o en un lugar cómodo en el que frecuentemente estés, me parece un portal-altar muy bonito para honrar tu pasado, y ya de paso (y no menos importante) a ese niño interior amoroso que habita dentro de ti, y de cada uno de nosotros.

Ya no me enrollo más por hoy, que menuda tralla os he metido. Pero sí que os quería compartir todo esto, para que os inspire y ayude en vuestro propio camino, si así resuena con vosotros. Por descontado, seguiremos haciendo posts en donde hablemos de todo esto, ya que el tema de reconectar con nuestra historia personal-familiar es un universo único y propio en sí mismo, de incalculable valía y riqueza de matices.

De momento, os invito a reflexionar sobre todo ello y a que hagáis este ejercicio-símbolo con el marco del niño interior. Os agradezco infinitamente por estar aquí, y por ser parte de mí, y yo de vosotros. Nos vemos en los comentarios, que tengo muchas ganas de leer vuestras experiencias, perspectivas y opinión :).

Un abrazo familiar y cercano,

Zulema.

Aquí tienes el enlace para más información sobre la Descodificación Cuántica y el Transgeneracional:

·web (pincha aquí).

·canal de youtube (pincha aquí).

·libros de la DQ (pincha aquí & aquí).

P.D: Sí, la foto principal de este texto es una foto de cuando era pequeña. Es un gesto simbólico para mí de apertura y compartir real con vosotros.

Comentarios
Comentarios · 1
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Alex N. hace +12 MESES

Lo primero, enhorabuena Zulema!! Bravo!!
No todo el mundo esta dispuesto a mirar hacia atrás para entender de donde viene y que es, y claro que hay situaciones que duelen mucho, pero es necesario sanar esas heridas, de lo contrario no paran de salir de cuando en cuando hasta que las aceptas con amor.

Curioso lo que comentas del avatar, es así tal cual, todos estamos de paso por este mundo, cada uno con nuestros avatares, bu
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