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El regalo de la incertidumbre

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La incertidumbre es algo fascinante, además de un desafío constante a los sistemas de creencias que imperan desde hace siglos en nuestras mentes y consiguiente sociedad. Hoy me gustaría compartiros una reflexión que me brotó de pronto, como fruto de reflexionar durante mucho tiempo sobre este tema tan interesante. Y ese fruto fue la toma de consciencia de que: la incertidumbre es un regalo.

Pero antes, veamos cómo definimos a la incertidumbre. Bien, la incertidumbre es la falta de certeza o seguridad sobre algo. Hace referencia al desconocimiento exacto sobre el desenvolvimiento de una situación en concreto, y suele asociarse a los estados emocionales de nerviosismo e inquietud.

Culturalmente hablando, hemos aprendido a definir a la incertidumbre como algo malo o negativo, además de desagradable y evitable, en la medida de lo posible. Nos genera incomodidad e inseguridad, imprevistos y muchos miedos. Nos aferramos, como remedio mental, a la idea de que “todo está bajo nuestro control”, precisamente porque -de manera inconsciente- percibimos que nuestro personaje es algo indiscutiblemente más pequeño que la vida en sí misma.

Pues bien, voy a contaros por qué, después de darle varias vueltas internamente al asunto, he llegado a verla como un regalo.

Primero: la incertidumbre nos refleja el albedrío en su máximo esplendor. Es decir, que hay opciones y posibilidades. Potenciales y diferentes potenciales entre sí, que nos entrelazan y posibilitan ir por caminos distintos. Esto significa: que no está predeterminado todo en la vida, sino que hay alcance total para cambiar y modificar la realidad.

Esto se entiende desde el siguiente pensamiento, sencillo, en cualquier caso: No hay incertidumbre en un mundo cerrado, predeterminado de antemano, sin ningún tipo de margen de maniobra o cambio. No hay tal cosa cuando “todo está grabado” en una piedra celestial, de forma inalterable.

Y esto nos lleva, paradójicamente, mientras que asumimos que muchas cosas se escapan del control de nuestro personaje humano (con su nombre, apellidos, cuerpo y demás circunstancias y limitaciones) a conocer lo que sí que depende de nosotros y que culmina en las acciones conscientes y en la responsabilidad personal.

Pongamos un ejemplo: se me escapa controlar el tiempo que hará el día de la celebración de mi cumpleaños, pero sí puedo elegir cómo planificarme, teniendo en cuenta las opciones diversas. Y algo tan cotidiano, puede traducirse en términos más cuánticos y profundos, cuando entiendo que mi creación consciente de la realidad consiste en el recuerdo de que tengo tal posibilidad de creación. Y volvemos a lo mismo: sin incertidumbre, sin ese terreno fértil de inciertas posibilidades y potenciales, no hay espacio posible para la creatividad cósmica, terrenal y espiritual (en todos los sentidos y niveles).

Así que parece que, aunque estamos educados en querer “controlarlo todo” y en que “el sistema no se puede cambiar”, y en que hay que evitar la inseguridad y la incertidumbre a toda costa, son paradójicamente el campo de cultivo de nuestra creación y certeza de seguridad.

Porque sí, y en segundo lugar: hay cosas que son inciertas en cierto modo (nunca mejor dicho), pero eso ya es una certeza en sí misma. Y además, atravesando esa incertidumbre, puedo conectar con las certezas verdaderas e imperecederas de (nuestra/la) naturaleza.

Puedo conectar con la certidumbre de que SOY, más allá de este personaje-humano perecedero. Y que lo que SOY es la VIDA MISMA, y de que eso no acaba con la muerte de mi personaje.

Puedo conectar con que puedo y creo, de hecho, constantemente mi-nuestra co-realidad (aunque hemos estado siglos creando desde nuestra parte inconsciente).

Puedo conectar con que yo ELIJO EN CONSCIENCIA EN MI VIDA, Y ME CONVIERTO EN EL GUIONISTA CONSCIENTE DE ELLA.

Y nada de ello, volvemos a insistir, es posible sin el vacío que contiene a todas las posibilidades, sin la incertidumbre que regala potenciales y nuevas construcciones de realidades.

De manera que, mas que ver a la incertidumbre como un problema a solucionar o como una situación a evitar o parchear, veámosla como una oportunidad para aprender, crecer, crear y expandirnos en creatividad, manifestación y consciencia.

No podemos ser responsables de nuestros actos si no podemos crearlos.

Y todo puede ser creado consciente o inconscientemente; desde el umbral individual o colectivo (que no son mas que fractalizaciones de un campo unificado, o Ser Único).

Esto es lo que pienso ahora cada vez que me entra el miedo por no saber cómo será el mañana, y me recuerdo que el mañana lo elegiré yo (inconsciente o conscientemente), que la vida es lo que somos y que, por tanto, confiar en ella es el salto cuántico de consciencia más loable en el que nos podamos otorgar con dedicación y constancia. Pienso entonces que somos la creación pura, y que todo lo que ocurra será para algo.

Y entonces, la propia incertidumbre de la que hablábamos, se me cae, como un ilusionismo. Porque entiendo que la certeza es lo que rige realmente en el Universo, que contempla sus creaciones desde unas Leyes Universales e Inmutables: EXISTENCIA, EXPRESIÓN, MANIFESTACIÓN Y TRANSFORMACIÓN.

Así que, cada brizna de hierba, cada gota de agua, canta canto de lluvia, cada golpe y dolor, cada apremio y abrazo, fueron siempre creados desde una infinita sabiduría del Uni-Verso que somos todos. Y entonces, nada queda al azar, ...y el concepto de incertidumbre es una pieza más del juego de consciencia en el que asistimos en este planeta hermoso y de dureza en aprendizaje. Comprendemos que, lo que llamamos incertidumbre, es lo que es posible que suceda, aquí o allá, pero que aún desconocemos o hemos olvidado, o no recordamos. Lo que puede o no puede ser, según el desdoblamiento manifestado en la materia de los sistemas de creencias imperantes, de los asuntos pendientes, de los aprendizajes actuales en este momento presente.

Y como nada se escapa al Uni-verso unitario (por definición) y a su infinita sabiduría, el verdadero regalo es experimentar por contraste, que existe algo distinto, a la infinita certeza de la igualmente infinita sabiduría.

Muchas gracias a todos por leer hasta aquí.

Confío en que os aporten mis palabras, y estaré muy agradecida si me compartes tu perspectiva en los comentarios. Allí nos vemos.

Un abrazo,

Zulema. 

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