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Dejar de hacer suposiciones
Me gustaría compartir con vosotros este aprendizaje tan importante en mi camino de espiritualidad y desarrollo personal, y es: el dejar de hacer suposiciones. Creo que este hábito mental nos puede decir mucho sobre cómo estamos con nosotros mismos y con la vida, ya que nos refleja algunos aspectos relevantes a tener en cuenta para aprender y practicar internamente.
Antes de nada, aclarar que me refiero en este post a la costumbre de suponer, es decir, que no me estoy refiriendo a la suposición excepcional que podamos hacer en un momento puntual. Tampoco a aquellos procesos lógicos que incluyen a las suposiciones como parte de nuestro método de estudio o desempeño profesional (por ejemplo, las suposiciones en las operaciones matemáticas, etc.).
Entonces, quede claro que me refiero -en concreto- a este patrón mental de ponernos a suponer hipótesis y posibilidades (en nuestra vida cotidiana):
1.Cuando queremos evitar exponernos o recibir una respuesta incómoda/que nos asusta, y nos imaginamos “posibles realidades”, en lugar de preguntar y asegurarnos.
2.Cuando huimos de las situaciones de nuestro presente, imaginando lo que va a pasar en el futuro (catastrófica o idealizadamente), sin asumir nuestra realidad cotidiana del aquí y ahora que nos concierne, y proyectándonos a un futuro incierto.
3.Tratamos de controlar la realidad (porque tenemos miedo de vivir en ella, y no sabemos cómo gestionar nuestra vida), haciendo suposiciones constantes (o, por lo menos, habituales), como forma de sentirnos seguros y protegidos por un relato mental que sólo está confeccionado por nosotros mismos (y sin tener en cuenta muchas variables).
4.Para evitar confrontaciones, anticipando que “si decimos tal cosa o hacemos tal otra”, la persona va a reaccionar (de esta manera x, sin ninguna duda en nuestra imaginación), sin darnos a nosotros mismos ni a la/s otra/s personas la oportunidad de saber cómo eligen reaccionar.
5.Cerrándonos a nuevas posibilidades desconocidas para nosotros, que nos sacan de nuestras zonas de confort.
Algunos de estos aspectos a aprender y practicar cuando nos encontramos ante alguna o varias de estas situaciones emocionales, desde mi punto de vista, son:
·Primero, recuerda que no pasa nada por no saber cómo gestionar tu vida. No nacemos con un manual de instrucciones, ni esta experiencia de estar vivos es tan básica y simple como para que pueda resumirse todo en unas cuantas directrices (porque la aventura de la vida, haciendo guiño a la famosa frase, supone recorrer caminos “inescrutables). Pero ten en cuenta que el suponer las cosas que van a pasar y proyectarte hacia el futuro constantemente no es la mejor manera para aprender a lidiar con las responsabilidades y circunstancias de la vida.
Puede servirnos en algunos momentos, pero en el fondo de nuestro corazón, sabemos que la cosa trata más de aprender a fluir y confiar de nuevo.
De manera que, si estás acostumbrado/a a relacionarte así contigo mismo y con la vida, no hay culpables, ni te fustigues, porque simplemente, hasta que aprendemos cómo, no sabemos hacerlo mejor.
Ahora bien, dándote ya cuenta de que ésta no es la manera más saludable y madura para gestionar la incertidumbre y los retos de la vida, y siendo consciente de que hay alternativas más conectadas con el fluir del universo, te doy mi enhorabuena y te sigo compartiendo algunos truquitos que he aprendido (hasta ahora) por el camino.
.Segundo. La vida no está bajo tu control, aunque lo intentes. Porque de control no se trata la cosa cuando hablamos en términos de vivir la vida y sus aventuras, sino de fluir, de dejar ser, de permitir que las cosas sean tal como son y permitir que suceda lo que tenga que ser.
Claro que esto no es algo fácil, especialmente al principio, porque estamos educados desde niños para enfocarnos en los resultados, en lugar del proceso, además de ser evaluados externamente de forma repetitiva por unas cifras o baremos rígidos; y esto deriva en que queramos constantemente controlar los frutos de nuestras acciones y las impresiones que causamos y tienen los demás sobre nuestra persona.
Por ejemplo, recuerda que desde pequeños, aprendemos que la valía de los procesos de aprendizaje que llevamos se remiten a las notas, a las calificaciones y aprobados. No se evalúa tanto el cómo y el proceso en sí del aprendizaje, sino el resultado de un día en concreto en donde se concentraron algunas pruebas como resumen.
No estamos criticando el sistema educativo ahora. Tenemos lo que tenemos, acorde al estado evolutivo general que hemos generado y que nos enseña y refleja cosas. Pero lo estoy mencionando para que seamos conscientes de que, desde la infancia más temprana, se nos enseña a controlar las cosas, y creo que cada vez somos más los que nos damos cuenta de que las cosas no funcionan así.
Nuestros antepasados lo sabían perfectamente, en esa sabiduría ancestral que perdimos y ahora andamos recuperando, ya que estaban profundamente conectados con los ciclos de la naturaleza y la naturaleza en sí, y sabían que las cosas fluyen en su cauce propio, que todo es inabarcablemente amplio y que hay infinitas variables para cada cosa.
Por eso, mi recomendación es que vayamos interiorizando el asumir que la vida fluye, no se puede controlar.
·Tercero. Distingamos dos conceptos muy diferentes: controlar la vida propia o ser responsables de la vida propia. No es lo mismo controlar nuestra vida (lo cual es una ilusión de nuestro adoctrinamiento por desconexión con la Naturaleza de la mente) que responsabilizarnos de ella (lo cual supone una madurez mayor y una reconexión con la naturaleza creadora de cada ser humano).
Cuando tratamos de controlar la vida, no nos damos cuenta de que el poder que no estamos sabiendo ejercer (porque lo olvidamos, porque lo desconocemos, porque lo olvidamos, etc.) es el de co-crear nuestra realidad. Es decir, desde mi personal experiencia, rozamos el atisbo de que podemos crear nuestra vida e influir profundamente en la realidad que vivimos, pero desconocemos cómo hacerlo, y tratamos de controlar (como una especie de representación minúscula e insatisfactoria, en el fondo, de ese recuerdo que todos tenemos de que somos seres creadores).
De manera que, más que tratar de controlar tu vida y los acontecimientos que ocurren en ella, se trataría de re-conocer nuestra capacidad creadora y correspondiente con lo que nos pasa, con lo que nos refleja la experiencia cotidiana que estamos viviendo; y eso nos conecta inevitablemente con la responsabilidad.
Porque si yo soy co-creador y correspondiente de la realidad que creo, lo recuerde o no (sea consciente o inconsciente sobre este hecho), soy responsable.
Así que, en lugar de luchar con todas nuestras fuerzas en dejar de querer controlar la vida, lo más suave y constructivo posible es re-conocer y asumir nuestra capacidad creadora.
·Y cuarto. En realidad, cuando uno empieza a observar cómo funcionan las leyes del universo y el espejo de la vida, se da cuenta de dos verdades esenciales (que me parecen muy importantes):
+La realidad (en el sentido colectivo) la co-creamos todos, así que, si te preocupa si van a bajar los extraterrestres o a ocurrir el fin del mundo o la cuarta guerra mundial Z, recuerda que a cada segundo, en cada instante, cualquier mínima decisión/elección y toma de consciencia por cada ser, está influenciando en el reflejo colectivo-compartido de nuestra realidad.
Ahí, aprendes a amar el proceso tuyo y de los demás en este mundo, y a confiar en que la vida sabe perfectamente lo que espeja y lo que hace (porque esta vida es una escuela, como ya sabemos).
De manera que, no te preocupes por un posible futuro catastrofista (porque los potenciales cambian a cada momento y con cada pequeño despertar o insight de consciencia); ni te postergues tu felicidad, alegría, salud o tranquilidad a momentos futuros (porque puede que nunca lleguen, y si llegan, te darás cuenta de que el único momento para actuar y conectar con nosotros mismos y nuestra esencia real es Aquí & Ahora, no sólo con independencia de las circunstancias, sino gracias a las circunstancias (maestras, siempre).
+Atrévete a ser auténtico, vulnerable y a exponerte a aquello que te incomoda, "porque en la incomodidad está el crecimiento" (como dice el dicho), y es mejor asegurarte de qué piensa esa persona (preguntándole abiertamente) o siendo valiente de hacer/no hacer lo que sientes por dentro (en lugar de renunciar a actuar por miedos hipotéticos o “posibles”), teniendo en cuenta el sentido común siempre, claro está.
Así que, éstas son mis conclusiones principales en torno a este aprendizaje de aprender a fluir re-novados con la vida (porque creo que nacemos y de niños sabemos fluir con ella) y a dejar que las cosas sucedan como son, porque eso será lo perfecto, lo que tenía que ser (para aprender, expandir nuestra consciencia, expresar algo o sacarlo a la luz, sanarlo, etc.).
Me encantaría conocer tus reflexiones sobre este tema, y espero que te haya aportado. Si te sirve de apoyo, yo aún me encuentro en el camino de dejar de suponer para dejar ser lo que fluya/deba ser (y eso es lo emocionante, que todo estamos compartiendo este camino de autoconocimiento, autodescubrimiento y consciencia, juntos).
Espero que te haya gustado y te leo con atención en los comentarios. Muchas gracias por estar aquí siempre, y por leer mis palabras.
Un abrazo de fluir en el agua de la vida,
Zulema.
Ficha técnica
Tipo Artículo/Post:
Idioma: Español
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