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Conectar a través del Yoga
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Qué es YogaHoy quiero compartir mi experiencia con la práctica del Yoga, ya que me parece una herramienta, además de un camino de vida, con una sencillez, profundidad y potencia dignas de ser expresadas en detalle.
Con tan sólo un corto trayecto en esto del Yoga, ya he podido recoger y disfrutar generosamente de múltiples beneficios, que me han ayudado a producir un cambio en mi calidad de vida. Por eso, hoy me siento a escribirte emocionada por este gran descubrimiento.
Como el objetivo que estamos interiorizando es el de conectar con nosotros mismos, la práctica habitual del Yoga nos puede ayudar en múltiples niveles: empezando por nuestro cuerpo físico, pasando por nuestros cuerpos emocional, mental y energético, y culminando en un encuentro con nuestro Ser interior, en ese espacio sagrado e interno que habita dentro de cada uno de nosotros. Cada momento, y a cada instante.
Pues bien, empecemos con el propio significado de la palabra: Yoga significa “unión” en sánscrito. Este significado nos ubica en el objetivo profundo del Yoga: experienciar el estado de unificación con nuestro Ser al completo. Te recomiendo esta página web (pincha aquí) para profundizar en el concepto (es sencilla y muy explicativa).
Cuando hablamos de unificación, nos referimos a experimentar esa unión que ya somos, y que ya está ahí a cada momento, pero de la cual solemos estar desconectados. Es decir, a través de diferentes posturas físicas (las asanas) y mediante las técnicas de respiración (pranayamas), podemos practicar una rutina de conexión con nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espacio interior.
Trabajamos el cuerpo físico, sí, pero muchas más cosas se mueven en múltiples niveles a su vez.
Utilizamos el cuerpo físico como el puente material que nos mueve a identificar nuestra respiración, nuestra atención plena o distraída en el momento (esto ya nos trae al aquí y ahora, al presente).
Nos permite también identificar a través de la práctica de las asanas y nuestra respiración las emociones enquistadas en el cuerpo, tensiones, pensamientos determinados, creencias, identidades escogidas, etc.
Digamos que cada postura nos refleja cosas diferentes de nosotros mismos. Pongo un ejemplo, para que se entienda mejor: si me da miedo hacer tal postura, eso me está reflejando algo interno; si me exijo en llegar más allá de hasta donde mi flexibilidad me permite hasta ahora, eso también me refleja rigidez, autoexigencia o perfeccionismo, como aspectos a trabajar en mi vida.
El cuerpo siempre es nuestro espejo, y cada postura de Yoga representa un prisma distinto desde el que contemplarle y contemplarnos, para poder comprender nuestra actitud general hacia la Vida. Igual que representa distintas actitudes ante las estaciones de la Naturaleza, ante la Vida y ante nosotros mismos y los demás.
Es decir, hay posturas de apertura y expansión (asociadas, en general, a abrir el corazón y la mente al aprendizaje, a las nuevas experiencias y a la vida en su completitud), otras de enraizamiento y asentamiento de una base sólida (que nos ayudan a estar aterrizados, con los pies en la Tierra, bien presentes en nuestra realidad actual), y otras que son de equilibrio y fuerza, otras de extensión y estiramientos, etc.
Como podemos ver, el estudio y aprendizajes fértiles del Yoga abarcan más de lo que pueda dedicarse en un texto pequeño, pero ya vamos viendo que nos ayuda de maneras físicas, metafóricas, mentales y emocionales a identificar cómo es nuestro estado actual interior y en qué aprendizajes y experiencias podemos elegir profundizar, según en qué momentos nos encontremos.
Recuerdo cuando mi profesora de Yoga nos explicaba al principio que hay posturas que, aunque se practiquen de forma general, se enfatizan según las estaciones del año (por ejemplo, las de enraizamiento en otoño, las de apertura y expansión más en primavera y verano, etc.), según las fases lunares o incluso el momento del día.
Yo aún no me encuentro tan acompasada con la Naturaleza a nivel de la práctica del Yoga, pero creo que es hermoso ir creciendo poquito a poco, disfrutando de cada avance pequeño y significativo, en este camino de contemplar con el cuerpo físico, como templo de nuestro Ser interior, en su espacio sagrado.
Tiene muchas cosas que enseñarnos y aportarnos el Yoga, cosa que dará para más textos, post y recursos. Pero compartía hoy uno de sus aspectos y beneficios principales: conectarte contigo mismo.
Siente tu cuerpo cuando realizas esa postura. Siente las tensiones o relajaciones que se producen. Siente y contempla el ritmo, la temperatura y la calidez de la respiración. Observa entonces, yendo más allá conforme vayas pudiendo, tus pensamientos mientras haces esa postura en concreto. ¿Estás en el cuerpo o en la mente ahora, mientras la practicas?
Fíjate en que uno se mantiene con el cuerpo físico en la postura durante unos instantes o segundos, mientras los pensamientos siguen desplazándose por la mente. Fíjate también en las emociones, y en las sensaciones energéticas que se liberan o concentran en tu cuerpo.
Bueno, éstas son algunas pinceladas del arte del Yoga. Continuaremos con la temática en otros posts. Hasta ese momento, cuéntame qué te ha servido de este texto y, cuando te lances a practicar, qué observaciones y descubrimientos sientes y piensas. Espero que te haya servido enormemente. Y sino, me conformo con que te sirva aunque sea un poquito, y que te despierte la curiosidad.
Es algo que podemos practicar también cuando tenemos ansiedad, nervios, tristeza, dolores de cabeza, pesadez en las piernas, contracturas, etc. Es gratis y accesible en cualquier momento del día, aunque te recomiendo ir a clases al principio, sea online o presenciales, para aprender y no hacerte daño en las posturas.
Te abrazo con Yoga,
Es decir, con la Unión que Eres y Somos.
Un abrazo muy fuerte,
Zulema.
Gracias por estar ahí.
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