No sé cómo decirle a nuestro/a hijo/a que vamos a separarnos, tengo miedo de hacerle daño.

Tener miedo a dañar a un ser querido, es natural. Es verdad que no podemos evitar que el otro sienta el dolor que en ocasiones acarrean diferentes situaciones vitales. Que sintamos dolor, no significa que vayamos a rompernos.

Una separación, comporta un cambio, y como cualquier cambio comporta un proceso de adaptación de diferentes esferas de la vida del niño/a y de la familia. Y así como nosotros necesitamos tiempo, los/as niños/as, también lo necesitan.

Hay algunas cosas, que sí creo importantes para cuidar a los/as hijos/as en un proceso de separación:

1. Informar de que papá y mamá dejan de ser “Novios” Y que lo que no se va a acabar nunca, es nuestro amor por él, ella, o ellos, ellas, como padre y madre. Eso no va a cambiar y es importante transmitírselo.
2. No es necesario volcarles el contenido referido al motivo de nuestra separación, si queremos cuidarlos, es importante que las cosas de adultos se queden para los adultos. Los/as niños/as no son responsables de esto, por tanto contarles más de lo debido solo contribuye a crearles más confusión y trastorno emocional. Por tanto, cuando se lo contemos nos ahorraremos esta información, así no responsabilizaremos al niño ni lo pondremos entre la espada y la pared.
3. En este proceso, hay cambios en la vida del niño, y dependiendo de la edad, podemos tener en cuenta que necesita para tomar algunas decisiones. Por ejemplo, si es custodia compartida, como es más cómodo para él, con qué frecuencia…

Por otra parte elegiremos la forma de decirlo en función de su edad.

Hay un cuento, que se puede leer a partir de los 4 años, que a mí me gusta mucho y que a los niños les ayuda a digerir esta experiencia. El libro se titula, Si mi mamá dice blanco, mi papá dice Negro, de Pilar Serrano.

Después de este primer paso, lo que podemos hacer, es acoger cualquier emoción que expresen como parte del proceso en el que se produce un duelo, una despedida, de lo que era y ya no es ni será igual. Escuchar, dar espacios para hablar sobre lo que siente si lo necesita, contar cuentos que le faciliten resolver los conflictos internos…

Y si pasa el tiempo y observamos conductas que no son habituales, puedes buscar un terapeuta que acompañe a tu hijo/a a transitar este cambio.